EL TITANIC.El trasatlántico más grande, más lujoso, más poderoso, más veloz del mundo hundido por un iceberg, hundido por un un insulso pedazo de hielo. Y nosotros estamos conduciendo el Titanic y sin saber que nos metimos en zona de iceberg. Por aquí, por allá, están emergiendo icebergs, pequeños tal vez pero que pueden hundir nuestros sueños de soberbia.
¿Sabías que lo que vemos de un iceberg es solo la octava parte de su volumen total? Vos ya detectaste algunas puntas de iceberg emergiendo del océano ¿Te imaginas todo lo que hay por debajo y vos no lo ves?La paradoja es que esos icebergs están empezando a derretir tu enorme burbuja de hielo. Esa burbuja que vos misma armaste. Hay construcciones de madera que pueden soportar tornados, terremotos, son verdaderas fortalezas, pero no podrían soportar una invasión de terminas por ejemplo.Millones de termitas diminutas, debilitando suave y lentamente la estructura. Y nosotros nos tratas como si fuéramos insectos a los que podes pisar, pero no tenes tantos pies como para aniquilarnos.Ya lo decía Ovidio “La gota que horada la piedra, no por su fuerza sino por su persistencia”. Una suave y débil gota de agua que con su persistencia horada y agujerea la piedra. Y vos creíste que tu piedra era demasiado fuerte y subestimaste la fuerza de nuestras gotas.Sos un Goliat que subestima a David, sos la soberbia que sobrestima su poder. Te sentís muy poderoso en tu Titanic, pero el cubito de hielo más insignificante te puede hundir. Un agujero por acá, una caladura por allá y el Titanic se va a hundir.